Alumna de la Escuela de Adultos de Acehúche
Los encantos de Acehúche
El otro día pensaba
en los encantos del pueblo:
En la plaza y en las escuelas,
la biblioteca, el ayuntamiento
y en el paseo en la carretera.
En las casas nuevas, y también
en las casas viejas
en las viñas y los encinares
con sus dehesas.
En la puesta de sol
y en la noche negra
con el carro de Santiago
y con muchas estrellas.
En San Sebastián
y en Las Carantoñas,
el tamborilero
y la Vacatora.
En el pan y queso,
el chorizo y la patatera,
en el lomo
y el jamón de pata negra.
En el caluroso verano,
de toros y piscina
y en el frío invierno
de lumbre y de Machorrita.
En la iglesia y en el Cristo,
en Santa María y en el cementerio
con dolorosos recuerdos.
El otro día pensando...
pensaba en el pueblo.
Acehúche
Mi vida
Cuando tenía 11 años, salí de la escuela porque tenía que cuidar de mi hermano pequeño y, después, con 13 o 14 años empece a trabajar (ganando 13 pesetas) con mi hermana Julia y mi hermano Juan. Trabajábamos todos los días, de sol a sol. Nos íbamos a arrancar garbanzos bien temprano. Cuando llegábamos del baile, no nos andábamos acostando ¡Vaya historia! Todo era trabajo y más trabajo, pero los Domingos y en las fiestas salíamos al baile y al cine que costaba 2 pesetas o 2 pesetas y media. Así era todo y nosotros tan felices. Nos reíamos con todo, porque sólo teníamos 15 o 16 años.
Más tarde, me casé de 23 años. Hicimos mucha boda: Había muchos dulces y mucha comida. Después había que seguir con el trabajo (no había otra cosa). La luna de miel que tuvimos fue mi marido y yo ir a trabajar, montados los dos en un mulo que además era medio falso.
Luego tuvimos cinco hijos nada menos y yo con más tareas todavía. Como no había agua, ni lavadoras, ni nada pues ya ves el cuadro. Todos los días me iba a lavar con el baño de ropa en la cabeza y con el cántaro de agua. Otra cosa no había. Mientras, los niños me los cuidaba mi tía Marcelina que estaba ciega.
Una vez nos llevamos a la cosecha, que estaba muy lejos del pueblo, a mi hija Ines porque tenía un año y decían que el aire era bueno y de allí vino bien.
¡Qué pelea con tanto que hacer y todo para adelante! Mi marido era bueno y muy trabajador.
Ahora todo ha cambiado. Tenemos de todo como toda la gente.
Lo peor de todo fue la muerte de mi hijo Juli y después de mi marido, pero... la vida es así.
Alumna del Aula de Adultos de Acehúche
Poesía
En esta vida agitada
me he detenido a observar
y hay cosas que a los humanos
nos debieran avergonzar
Yo he visto una conejita
doce conejos criar
y los colocó en dos grupos
para bien amamantar
Tanto a mí me impresionó
la buena acción de esa madre
que no le falto comida
para bien alimentarles
Y como gozaba ella
y yo de verla gozar
cuando aquellos gazapillos
comenzaban a mamar
Y siento pena al pensar
que he visto a madres humanas
que se llegan a inyectar
para así no tener leche
y no darles de mamar
Y luego los han criado
con la leche artificial
que por muy buena que sea
no alcanza a la natural
Con esto tan solo quiero
lleguemos a comprender
que no debe una coneja
ser mejor que una mujer
Julia Montero Pérez
Acehúche