Estimado Sr. Presidente:
Mi nombre es Adelardo Iglesias Copero, tengo veintiún años y soy alumno del centro de enseñanza de mayores de mi pueblo, Riolobos. Para mí, al igual que para mis compañeros, es un privilegio poder mostrarle nuestros testimonios en forma de cartas. Cuando Luís, nuestro profesor y amigo, nos dijo que si queríamos contarle nuestra situación, no lo dudé, y en este papel cuento un poco la mía.
Empiezo por cuando tenía dieciséis años, estaba dando mis últimos coletazos en el insti. A esa edad dejé los estudios debido a que veía el mundo de otra manera a como lo veo ahora, ignorante de mí, cuando he podido hacer cualquier posible carrera. El día que llegué a casa decidido a contárselo a mis padres…”Otro problema más para ellos”. Hoy día les debo todo lo que soy y les doy mil gracias por siempre estar ahí, ellos si que son unos verdaderos currantes y les admiro en todo lo que hacen, son mi ejemplo a seguir. Mi madre se tiró semanas llorando, pero qué iba a hacer ante un adolescente que era lo más parecido a un caballo desbocado y sin control que lo único que quería era empezar a maneja dinero del sudor de su frente sin rendirle cuentas a nadie, “heroicidad pensaba, una estupidez pienso ahora”. Seguido de esto me puse a trabajar, empecé en el campo y luego salté a la construcción donde me tiré tres años hasta hace un mes aproximadamente, y debido al ciclón de crisis que nos azota a todos, quedé en paro.
Con esto le intento decir que no se tiene la misma mentalidad con dieciséis años que con veintiuno, y ahora estoy intentando enmendar errores pasados, nunca es tarde ¿verdad?, ahora voy al grano.
En mi clase estamos panaderos, albañiles, fontaneros, camioneros, etc. La mayoría tenemos que trabajar fuera, considerando que la jornada laboral tiene una duración de entre ocho y diez horas, cuando no son más, llegamos y nos ponemos con todo nuestro empeño y ganas a estudiar, pero no el tiempo suficiente, porque no podemos exprimir más el día debido a que hay padres de familia y sabemos lo que esto conlleva, u otros como yo, que necesitamos hacer deporte para desconectar o hacer una forma de vida o superación. Ya que lo estamos intentando de todo corazón, deseo que se nos haga un poquito más de caso e intentar facilitar los medios para poder obtener dicho título, el cual, es necesario para presentarnos a oposiciones y así poder dar un paso más en nuestra vida laboral y profesional, ya que tal y como están los tiempos nadie es capaz de asegurarnos un trabajo estable. Y con esto ya termino, para mía sería un gran dolor si me tuviese que ir por motivos de trabajo fuera de la tierra en que nací y tener que hacer mi vida alejado de ella.
Reciba un cordial saludo.
En Riolobos a 27 de octubre de 08 Adelardo Iglesias Copero
Empiezo por cuando tenía dieciséis años, estaba dando mis últimos coletazos en el insti. A esa edad dejé los estudios debido a que veía el mundo de otra manera a como lo veo ahora, ignorante de mí, cuando he podido hacer cualquier posible carrera. El día que llegué a casa decidido a contárselo a mis padres…”Otro problema más para ellos”. Hoy día les debo todo lo que soy y les doy mil gracias por siempre estar ahí, ellos si que son unos verdaderos currantes y les admiro en todo lo que hacen, son mi ejemplo a seguir. Mi madre se tiró semanas llorando, pero qué iba a hacer ante un adolescente que era lo más parecido a un caballo desbocado y sin control que lo único que quería era empezar a maneja dinero del sudor de su frente sin rendirle cuentas a nadie, “heroicidad pensaba, una estupidez pienso ahora”. Seguido de esto me puse a trabajar, empecé en el campo y luego salté a la construcción donde me tiré tres años hasta hace un mes aproximadamente, y debido al ciclón de crisis que nos azota a todos, quedé en paro.
Con esto le intento decir que no se tiene la misma mentalidad con dieciséis años que con veintiuno, y ahora estoy intentando enmendar errores pasados, nunca es tarde ¿verdad?, ahora voy al grano.
En mi clase estamos panaderos, albañiles, fontaneros, camioneros, etc. La mayoría tenemos que trabajar fuera, considerando que la jornada laboral tiene una duración de entre ocho y diez horas, cuando no son más, llegamos y nos ponemos con todo nuestro empeño y ganas a estudiar, pero no el tiempo suficiente, porque no podemos exprimir más el día debido a que hay padres de familia y sabemos lo que esto conlleva, u otros como yo, que necesitamos hacer deporte para desconectar o hacer una forma de vida o superación. Ya que lo estamos intentando de todo corazón, deseo que se nos haga un poquito más de caso e intentar facilitar los medios para poder obtener dicho título, el cual, es necesario para presentarnos a oposiciones y así poder dar un paso más en nuestra vida laboral y profesional, ya que tal y como están los tiempos nadie es capaz de asegurarnos un trabajo estable. Y con esto ya termino, para mía sería un gran dolor si me tuviese que ir por motivos de trabajo fuera de la tierra en que nací y tener que hacer mi vida alejado de ella.
Reciba un cordial saludo.
En Riolobos a 27 de octubre de 08 Adelardo Iglesias Copero